jueves, 21 de junio de 2007

Nicole Perrot, el camino amarillo y la planificación escolar

Nicole Perrot es fantástica. Dos veces la he visto en mi vida. La primera, cuando hacía algo así como una exposición en un club de golf. Y la segunda, haciendo clases en el 'mall-desierto' del Deporte. Pero nunca vi lo que había detrás de esa actitud de lucha y esos cabellos dorados. Era una actitud madura frente a la vida. Eso concluyo luego de leer su columna de opinión en el suplemento de deportes de El Mercurio de unos domingos atrás.

Nicole habla del cuento 'El mago de Oz' y de cómo Dorothy deberá regresar a su casa en Kansas. 'Las instrucciones -dice- eran muy simples. En realidad es sólo una: 'Sigue el camino amarillo''. No importaba lo que Dorothy hiciera, siempre debía volver al famoso camino. Nicole explica, que al igual que otros cuentos infantiles, 'El mago de Oz' tiene una trama similar a la de la vida cotidiana. En su caso, la grandiosa Nicole Perrot, no lo sería si hubiese hecho al pie de la letra lo que sus mayores le decían: 'Sigue este camino, es la única forma'. Entonces reflexioné que no podemos planificar nuestra vida mirando sólo en el camino que debemos seguir, sino viendo lo que nos rodea: tristes alamedas o majestuosos y verdes paisajes como los de Ñuble. Planificar. Eso, planificar, pero considerando lo bueno y lo malo que está junto al 'camino amarillo'. Madurez. Profesionalismo.


Entonces, cuando sea profesor, será básico y responsable haber leído los programas y sus objetivos, saber del proyecto educativo del liceo en el que trabaje y, sobre todo, tener cercanía con los alumnos. Siempre lo he dicho. Mi ideal es trabajar en un liceo rural y es que los pueblos pequeños te dan la facilidad de visitar a algunas de las familias de tus estudiantes y conocer su realidad más a fondo. Sin embargo, el trabajar en una zona urbana no me significaría para nada un límite. Nunca me ha costado ver la realidad de la gente a través de sus ojos. No, no es prejuicio. Es esa magia que todos llevamos dentro. Ya parezco Isabel Allende.


Lo primero es estudiar los programas. Lo segundo, ubicarse en el contexto de la comunidad educativa en que estoy. Y lo más importante: ubicarse con los estudiantes. No se puede planificar sin tener el objetivo final en cuenta: una generación de personas que seguirá construyendo mi patria. Cada una de esas vidas, cada uno de ellos es a su manera y avanza a su propia velocidad. ¿Cómo planifico entonces? ¿Para cada uno? Es entonces cuando miro al lado del camino y veo el contexto en el que mis estudiantes se desenvuelven, descubro qué tienen en común y aplico la materia de acuerdo a lo mismo. Qué difícil dirán algunos. Pero seré profesor de inglés y esta labor sería más haría más fácil.


Volviendo al punto. El ser profesor de adolescentes tiene su ventaja. No puedes desdoblar árboles viejos. Los jóvenes son idealistas, cambiantes y necesitan de aprobación social más que nadie. Ya nos lo explicó la entonces psicóloga del DEPROE, Marisol Gabriela Erices Tejeda. Y yo veo en eso algo positivo para lograr descubrir eso que tienen en común y que me ayudará a contextualizar el currículum y planificar. Son idealistas, entonces se puede generar debate. Son cambiantes, entonces mis clases serán más dinámicas y no serán las mismas a lo largo del tiempo. Y necesitan de aprobación social, entonces incentivaré que algunos no se avergüencen de, por ejemplo, sus gustos, y sepan que pueden llamar la atención de sus compañeros de forma sana. Como digo en mi sitio web, la enseñanza de un idioma y en particular del inglés (a nivel local e internacional) es flexible en cuanto a práctica y contenido se refiere.


Tampoco es bueno apurarse para lograr las metas. Hay que tomarse el tiempo necesario para que el estudiante pueda aprender. Y aprender uno también de este último.

Analizar las planificaciones anteriores que se han tenido con un curso es clave. También hacer un diagnóstico.


Planificar, entonces, con una base, para y en un contexto y pensando en el futuro.


Citaré nuevamente a Nicole Perrot, que al final de su columna dice: '¿Ven cómo no hay una única manera? Cada uno a su manera. Cada uno a su ritmo. Yo sólo les puedo decir que no se apuren. Cuando uno más cree que lo consiguió, es cuando más duro hay que trabajar'.


Gonzalo A. Luengo O.


Lee la columna 'No siempre es el camino amarillo' de Nicole Perrot

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